jueves, 28 de abril de 2011

Integrada

Justo anoche pensaba, mientras me abandonaba al encantamiento de mi IPad, en los apocalípticos e integrados de don Umberto Eco. Pero no lo pensaba sólo a partir de la definición de unos y de otros, sino a partir de cómo el tiempo opera en nosotros ciertas variaciones de dirección y de comprensión de lo que nos rodea. Arraigada a una tradición de corte romántico que aún defiende el olor del papel y el relieve de la tinta, me resistía a las maravillas de lo virtual. Defensora del rostro y de la escritura, prefería ver la cara de mi interlocutor y desentrañar lo que su caligrafía me presentaba.


Dejando de lado el tono, que acabo de hacer consciente, del "Tarot de Mavé", debo decir que ahora disfruto sin ningún reparo interior el modo en que se dispersa la información a través de la red, con todos sus mecanismos y vertientes, y que esto me ha permitido, quitarme el traje trágico de una apocalítica, a la que la angustia ante lo nuevo no le permite ver que aquello que se cree desconocido, siempre ha estado ahí.



Bogotá, 2011

miércoles, 27 de abril de 2011

Sobre el esfuerzo de un autor

No hay que dejar pasar a escritores más preocupados por crear su imagen de autor que por crear una obra éticamente estética. Uno de ellos, Germán Espinosa.
Cómo se nota en sus textos esa angustia por figurar, por dejar huella.


Tristemente lo que queda es una fea cicatriz…


Bogotá, 2011

martes, 26 de abril de 2011

Lanzamiento de letrAtaque, este viernes 29 de abril


Este viernes, 29 de abril, en A Seis manos, se lanza letrAtaque.

Entrada libre.

Calle 22 No. 8-60

7 de la noche

Gonzalo Rojas (1917-2011)

in memorian


Palabras e imágenes que en su cerebro se cansaron de vivir replegadas,
ahora vuelan
transparentes
ajenas a nosotros.

Del poeta, Gonzalo Rojas, para nosotros, desocupados lectores:



Desocupado lector
Cumplo con informar a usted que últimamente todo es herida: la muchacha
es herida, el olor
a su hermosura es herida, las grandes aves negras, la inmediatez
de lo real y lo irreal tramados en el fulgor de un mismo espejo
gemidor es herida, el siete, el tres, todo, cualquiera de estos
números de la danza es
herida, la barca
del encantamiento con Maimónides al timón es herida, aquel
diciembre 20 que me cortaron de mi madre es herida, el soles herida, Nuestro Señor
sentado ahí entre los mendigos con esa túnica irreconocible por el cauterio del psicoanálisis es herida, el
Quijotea secas es herida, el ventarrón
abierto del Golfo contra la roca alta es
herida, serpiente
horadante del Principio, mar
y más mar de un lado a otro, Kierkegaard y más Kierkegaard, taladro
y por añadidura herida; la
preñez en cuanto preñez en la preciosidad de su copa es
herida, el ocio
del viejo río intacto donde duermen inmóviles los mismos peces
velocísimos es
herida, la Poesía
grabada a fuego en los microsurcos de mi cerebro de niño es herida, el hueco
de 1.67 justo en metros de rey es herida, el éxtasis
de estar aquí hablando solo en lo bellísimo de este pensamiento de
nieve es
herida, la evaporaciónde la fecha de mármol con el padre adentro
bajo los claveles es
herida, el carrusel
pintarrajeado que fluye y fluye como otro río de polvo y otras
máscaras
que vi en Pekín colgando en la vieja calle de Cha Ta-lá
cuya identidad comercial de 2.500 años de droga y ataúdes rientes
no se discute, es
herida; la cama en fin
que allí compré, con dos espejos para navegar, es herida,
la
perversión
de la palabra nadie que sopla desde las galaxias es herida, el Mundo
antes y después de los Urales es
herida, la hilera
de líneas sin ocurrencia de esta visión
sin resurrección es herida. Cumplo entonces con informar a usted que últimamente todo es herida.


A Julio Fermoso.

De Desocupado lector, 1990.



Bogotá, 2011

lunes, 25 de abril de 2011

Suciedad

El agua corre clara por la Colina. Miles de pajaritos parlotean entre los arbustos.

Bogotá, 2011

Delicadeza

Para despedir la semana de receso, tuve la oportunidad de presenciar algo de animé en la Cinemateca Distrital. Con el vacío generacional al respecto, experimenté algo que me hizo reflexionar acerca de todo lo que ha pasado para las personas de mi edad (estamos hablando de los modelos setenta) y de aquellos que suman algunas décadas más y que, sin duda, tienen un abanico más complejo de la cantidad de cambios tecnológicos que hemos vivido. Con la ventaja de nacer en épocas del enchufe y del telegrama, tenemos ahora la posibilidad de vivir lo que nos ofrece el inalámbrico y el chat (ahora recuerdo que estoy en deuda de subir unos videillos al respecto), y de observar, como lo hice yo en aquella sala, un concierto de un grupo japonés, en el que la cantante es un holograma de varios metros, con la que el público canta y baila.



Bogotá, 2011

viernes, 15 de abril de 2011

Extraños en un tren

La vida es una hoja llena de puntos que de tanto hacerlos se cruzan unos con otros. Por esas cuestiones que no se explican con la razón sino con la emoción, les apunto este vídeo...

Los que conocen lo que está escrito entenderán de lo que se trata; para los demás, disfruten la canción.



Bogotá, 2011







jueves, 14 de abril de 2011

Ya llegó letrAtaque

Por fin, el número 0 de esta publicación independiente será lanzado en próximo evento. Esperen la invitación. La convocatoria para el número 1, que saldrá en agosto, ya está abierta. El tema será "La calle". Pueden enviar sus textos inéditos (máx. 500 palabras), sus fotografías, sus dibujos o ilustraciones, relacionadas con el tema a letrataque@gmail.com Para mayores informes, pueden escribir a letrataque@gmail.com Bogotá, 2011

Ficción mínima

Al pisar la hierba, un leve chasquido interrumpió su marcha. Bajó la mirada en busca de una respuesta y justo en eso momento, los murciélagos saltaron a su espalda.
Bogotá, 2011

jueves, 7 de abril de 2011

Fatalidad

Por más que lo intente, Aquiles nunca alcanzará a la tortuga. Bogotá, 2011

Próxima "Noche de Narradores"


miércoles, 6 de abril de 2011

Sobre duendes y dinero

Acabo de enviar a todas las direcciones electrónicas que figuran en un correo que me envían, el correo enviado. En primer lugar, lo hago porque detesto que me envíen correos masivos con mensajes que debo reenviar para que mejore mi suerte, para tener dinero, para ser exitosa, y en segundo lugar, porque es bastante curioso que en diez o más filminas me están tratando de convencer que con el dinero no compro el sueño, ni el amor, ni el hogar, ni el tiempo, etc, tec, pero -cosa curiosa- al final me dicen que si envío el mensaje en menos de cuatro días a veinte personas tendré dinero. Me pregunto: dinero para qué, si no puedo comprar el sueño o el amor o el hagar o el tiempo.



Bogotá, 2011

domingo, 3 de abril de 2011

Fugacidad

Tan sólo ayer se me ocurrió un texto memorable, ahora ya no lo recuerdo.

Bogotá, 2011

Monotema

De las operaciones de la vida, observar y escribir son las mejores. Si uno camina por la calle, puede comprobar a lo que me refiero. No quiero sonar insuficiente, es sólo parte del delirio de la noche. Podría comprobar de lo que hablo, pero entonces tendría que buscar fórmulas y aplicarlas a mi propia vida. No es ese el caso, mientras tú armas tu propio rompecabezas con recortes de revistas, yo vuelo con las letras.


Bogotá, 2011

viernes, 1 de abril de 2011

Sobre lo sospechoso del "nosotros" aplicado en la vida diaria


El método apropiado para poner a prueba mi capacidad de autocontrol es el de no hacer comentario alguno en el instante en que me cruzo con algunos o algunas que profieren un "nosotros" victorioso cuando llega el momento de reclamar la gloria.
Para ilustrar la situación, recordé este cuento de mi infancia: La gallina roja, de Byron Barton
Había una vez una gallina roja llamada Marcelina, que vivía en una granja rodeada de muchos animales. Era una granja muy grande, en medio del campo. En el establo vivían las vacas y los caballos; los cerdos tenían su propia cochiquera. Había hasta un estanque con patos y un corral con muchas gallinas. Había en la granja también una familia de granjeros que cuidaba de todos los animales. Un día la gallinita roja, escarbando en la tierra de la granja, encontró un grano de trigo. Pensó que si lo sembraba crecería y después podría hacer pan para ella y todos sus amigos.-¿Quién me ayudará a sembrar el trigo?, les preguntó.- Yo no, dijo el pato.- Yo no, dijo el gato.- Yo no, dijo el perro.- Muy bien, pues lo sembraré yo, dijo la gallinita. Y así, Marcelina sembró sola su grano de trigo con mucho cuidado. Abrió un agujerito en la tierra y lo tapó. Pasó algún tiempo y al cabo el trigo creció y maduró, convirtiéndose en una bonita planta.-¿Quién me ayudará a segar el trigo?, preguntó la gallinita roja.- Yo no, dijo el pato.- Yo no, dijo el gato.- Yo no, dijo el perro.- Muy bien, si no me queréis ayudar, lo segaré yo, exclamó Marcelina. Y la gallina, con mucho esfuerzo, segó ella sola el trigo. Tuvo que cortar con su piquito uno a uno todos los tallos. Cuando acabó, habló muy cansada a sus compañeros:-¿Quién me ayudará a trillar el trigo?- Yo no, dijo el pato.- Yo no, dijo el gato.- Yo no, dijo el perro.- Muy bien, lo trillaré yo. Estaba muy enfadada con los otros animales, así que se puso ella sola a trillarlo. Lo trituró con paciencia hasta que consiguió separar el grano de la paja. Cuando acabó, volvió a preguntar:-¿Quién me ayudará a llevar el trigo al molino para convertirlo en harina?- Yo no, dijo el pato.- Yo no, dijo el gato.- Yo no, dijo el perro.- Muy bien, lo llevaré y lo amasaré yo, contestó Marcelina. Y con la harina hizo una hermosa y jugosa barra de pan. Cuando la tuvo terminada, muy tranquilamente preguntó:- Y ahora, ¿quién comerá la barra de pan? volvió a preguntar la gallinita roja.-¡Yo, yo! dijo el pato.-¡Yo, yo! dijo el gato.-¡Yo, yo! dijo el perro.-¡Pues NO os la comeréis ninguno de vosotros! contestó Marcelina. Me la comeré yo, con todos mis hijos. Y así lo hizo. Llamó a sus pollitos y la compartió con ellos.




Hoy, viernes, me tomaré una botella de vino por ellos y ellas.





Bogotá, 2011