jueves, 29 de septiembre de 2011

Gatuveladas 2

Frida, Petra, Macarena y Tanka



Pequeños espacios
Los que se comparten
Pequeños momentos
Que definen las líneas

Bogotá, 2011

martes, 27 de septiembre de 2011

Pensamiento

Para Andrés

Seguiremos jóvenes
aunque encontremos
líneas blancas
entre el pelo
negro.

Seguiremos siendo unos jóvenes
porque veremos que son los otros
los que envejecen en sus fotos.

Seguiremos caminando por el parque
los sábados por la tarde
y sentiremos la emoción
de no saber
si aún quedan
en la tienda
helados de sabor de chocolate.

Seguiremos siendo jóvenes
montados en un par
de tenis blancos, y extenderemos
ese sentimiento
cada tarde
de domingo
frente a alguna película
pirata.

Seremos jóvenes
cada mañana
al besarnos después de no vernos
durante
el sueño.


Y seremos más jóvenes,
unos niños,
inventando cada día un cuento
para Amelia.


Bogotá, 2011

lunes, 26 de septiembre de 2011

Gatuveladas

Tanka y yo


Este es el bello Tanka, un regalo encontrado dentro de un basurero, en una caja, en el sur de Bogotá. Mullidito como un peluche de infancia y breve como su nombre, llegó, hace cinco meses a la casa, como un bombrilito, peliparado y enjuto, con otro regalo debajo del brazo, Amelia.


Bogotá, 2011



viernes, 23 de septiembre de 2011

Balance (R.I.P)


Por alguna razón no pude dar vuelta a la foto. Definitivamente, el mundo está al revés


Ayer, jueves 22 de septiembre de 2011, desde mediodía hasta casi las seis de la tarde, vivimos la experiencia de los disturbios en la Universidad Distrital, en la Circunvalar, vía de la ciudad de Bogotá. La cosa, hasta aquí, quedaría como una anécdota que se comparte y no pasa a más, como suele suceder casi siempre, con las cosas que pasan, si no fuera porque esta mañana me despertó una fuerte explosión. El resumen de los hechos: uno de nuestros vecinos, dueño de tres perros que siempre saca de paseo, bajaba por la calle sólo con uno de ellos. Los otros dos: víctimas de los restos del día anterior, heridos, hasta ese momento. Vi cuando se los llevaron, cargados, en un carro de otra vecina. Hasta ahí nada más. Ahora, después de que Andrés ha hablado con uno de los muchachos, me he enterado de que uno de los Golden Retriever, raza sólo bondad y amistad, ha muerto como consecuencia de la explosión. La otra, sin una de sus patas, tiene la oportunidad de seguir en esta ciudad y en este país miserable, en el que la justicia y la verdad, si es que algo así existe, está del lado de los que tienen un arma y el respaldo de la legitimación por parte de los que dejamos que se subieran sobre nuestros hombros.

Bogotá, 2011

jueves, 15 de septiembre de 2011

La variabilidad del artista literario

Creo que ha sido más una cuestión de agentes externos aquella de generar una gratuita desconfianza sobre aquellos escritores que desbordan, con su creación, la extensión del papel. La lógica del materialismo hizo de los bienes culturales una cuestión impermeable al intercambio y al artista, una especie de sujeto que debía imponerse a sí mismo la miseria y el hambre como garantía de la maestría de su producción artística. Es más, concebir al escritor como un ser de carne y hueso, que come, que elimina y que gasta dinero en productos, que va a un restaurante o a un centro comercial, era algo impensable.

La productibilidad, los medios, la globalización, pero antes de ello, Bertold Brecht y su apuesta por un teatro espectacular en todos los sentidos, el estético, el ético y el espectáculo, han hecho al artista revaluar los beneficios de su refractariedad ante el medio que lo rodea y el tiempo, histórico y social, de su contemporaneidad. Las últimas lecturas que tengo, y que me han permitido contemplar el giro de visión y posición que toma el arte, paralelo a las necesidades de su entorno, han sido de la mano de escritores como Haruki Murakami, Alessandro Baricco y, ahora, Michel Houellebecq, y han promovido en mí la posibilidad de que el artista se mueva con inteligencia por su hábitat; que se conserve fiel a su impulso como creador; que considere a su lector como un público necesario, y a que se puede vivir de su oficio. Es así como estos escritores no sólo han consolidado una extensa producción literaria (me gusta como suena lo de ‘producción’ y me uno a la concepción de Noé Jitrik sobre este punto), sino que, además, no han resistido la tentación de ‘contaminar’ su naturaleza literaria con otros lenguajes y expresiones artísticas (cine, fotografía, música), y se apuntan en la línea, cada vez más reteñida, de escritores desenfadados y despreocupados por la figura del crítico cada vez más alejado de su tiempo, del público y de su objeto de estudio, las expresiones artísticas.

Bogotá, 2011

viernes, 9 de septiembre de 2011

Sobre el horario del escritor [a propósito de una re-lectura de las mitologías barthesianas]

Nada más consecuente con su oficio que la ausencia del reloj, por eso la mirada un poco oblicua a aquellos que lo presentan como una cuestión de horarios.

El escritor no define la conjugación de su acción frente a una pantalla o a una hoja en blanco, aunque no hay que desconocer que el resultado, sin duda, tiene forma de libro.

Bogotá, 2011