lunes, 23 de abril de 2012

Amelia ya tiene letrAque #2 "El espejo", y tú, ¿qué esperas?

La bella Amelia entrega ejemplares de letrAtaque en La Publicatoria, 2012

El sábado, 21 de abril, la bella Amelia hizo presencia en La Publicatoria, evento organizado por las chicas de La Peluquería,  que contó con la participación de variadas e interesantes propuestas editoriales que están al margen de la ley y de los grandes sellos. Poca pretensión y mucho talento fue lo que se vio ese día en la inauguración del evento que estará algunos días más en A Seis Manos, un espacio muy agradable que está dando cabida a artistas y expresiones culturales, en el centro de Bogotá.

letrAtaque es una publicación, sin ánimo de lucro, y con mucho ánimo por las letras y el arte que, bajo un tema particular, promueve la escritura de cuentos, relatos, poemas; y la producción de ilustraciones, dibujos, grabados, fotografías.  El próximo tema es "Lo negro", ya sea pensamiento, sentimiento, género, estado. Hasta el 6 de julio, letrAtaque recibirá sus textos (máx. 500 palabras) o sus imágenes (en formato jpg). No se lo pierdan.

Bogotá, 2012

jueves, 19 de abril de 2012

La marea

Ya no sostiene más Pereira, porque lo que cesó poco importa. Importa más un error inexistente de una cantante colombiana que habla con acento español (yo hubiese despotricado de su pinta, no de la letra intrincada y transparente de nuestro símbolo patrio. Ya bastante hazaña es que alguien la cante sin olvidar alguna palabra).
Ya no sostiene más Pereira, pero que no lo haga poco importa porque los gringos se acostaron con prostitutas (chicas prepago, que suelen llamar ahora), en esa ciudad esquizoide que queda a orillas del mar, y no les pagaron. Error craso, demeritar el trabajo de los otros y creer que poco o nada vale. El arte también tiene su precio.
Ya no sostiene más Pereira, aunque a nadie le importa quién diablos es ese Pereira y por qué ya no sostiene, importa más el menú del ex-beatle que hace que gente, sin trabajo o con él, se estacione por horas y horas en la entrada de un hotel a recibir las migajas de un saludo tras el vidrio de un auto escoltado, o el concierto de una diva a la que sus canciones y su pinta de colegiala trasnochada le hacen ver que los años no pasan en vano y que es hora de venir a esa ciudad que siempre oyó mencionar, la que tiene un tren, la de Pablito, a tramar con su pasado el presente y los bolsillos de los que pagan la boleta de su show.
Ya no sostiene más Pereira, o tal vez sí, y es probable que ahora sostenga con más empeño la mano del escritor que repitió una y otra vez esta frase en una novela.

Bogotá, 2012