jueves, 24 de mayo de 2012

Cuando me di cuenta, estaba rodeada de nombres de gatas. No eran nombres especiales, o que pertenecieran a algún tipo o raza especial. Eran nombres espontáneos, que fueron emergiendo conforme ellas iban apareciendo en mi vida. Las dos primeras, salidas, literalmente, del clóset de mi ropa, acapararon nombres afines con su personalidad. Creo que ellas fueron las que me susurraron el nombre que querían en mi oído. Luego, la tercera gata tuvo varios nombres antes del final; en todo caso, no le interesa responder a ninguno. Y el cuarto nombre fue para un gato al que creí gata y que tuvo un nombre tan breve pero contundente como él.

Bogotá, 2012

jueves, 17 de mayo de 2012

Sobre la mesa

La comida une, o si no que me lo digan a mí, a quien una buena porción de buenas y malas selecciones se han debido a algún plato. No me arrepiento de ninguna de ellas, porque a las malas las he borrado del menú y a las buenas las prolongo como se repite un buen vaso o un buen platillo o se visita, cuantas veces se pueda, algún sitio. 

Bogotá, 2012