viernes, 30 de octubre de 2009

Después del almuerzo

Cada vez me abruma más
Que los ojos se den vuelta para mirar la cuenca que los hospeda
Que las manos se repasen con el fervor del recién amante.

Onán conduce a la tierra estéril
porque yo con yo no me reproduzco.

Bogotá, 2009

domingo, 18 de octubre de 2009

Instalación

Un poco, más allá de los ocho días, cuenta desde la última vez. Vicio este de contar lo pasado como dientes que se pierden halándolos con hilo. No en vano existe Berenice, Edgar. Vicio este de dejar sobre la mesa los platos sucios tras el banquete. Aún creo verlos extrayendo de los dientes el poco de carne que queda.

Bogotá, 2009

sábado, 10 de octubre de 2009

De los afanes y los apuros

Ayer, sentada mientras escuchaba lo que algunos tenían que decir sobre la investigación literaria, pensaba en el lugar al que van todas las intenciones que nos asaltan de cuando en vez. Como suele ocurrir al inicio del año, se encadenan en lista una serie de acciones a seguir, y justo, cuando ya despunta el final, se hace necesario buscar la lista y empezar a apurar los pasos para lograr algunos de los cometidos. No sé por qué, pero en los últimos días esa lista ha venido varias veces a mi mente como el anuncio del cierre de otra época. El primer propósito que se tiene para exhortar el aviso es el de encarrilar una colección de hojas sueltas que deambulan por mi estudio. He sido afecta a la imagen de cosas flotando por un espacio determinado y el estudio es fiel prueba de ese gusto. Antes de buscar mi lista para afanar resultados, deberé mi tiempo a la lectura de la novela de Andrés Neuman, ganadora del Alfaguara 2009, El viajero del tiempo, empresa que en la que yo misma alenté mi inclusión y que probablemente deje algunos elementos extras sobre las fijaciones estético-literarias que me han aquejado de un tiempo para acá.

Por lo pronto, tendré que buscar la lista y empezar el recuento y el descarte…

Bogotá, 2009

jueves, 8 de octubre de 2009

Ejemplar en vías de extinción




Son cada vez más extremas y repetidas las veces que la mala ortografía se cuela en mi lectura. ¿Qué pasa con el castellano? ¿Será parte de lo que algunos catalogan como “mutación”? Bien que muchas palabras han cambiado su modo de escritura debido al uso que les damos, y la autoridad, RAE, ha tenido que corregir páginas de su diccionario; pero lo que sucede ahora es desmoralizante e irrisorio: comentarios desobligantes que llaman a otro ‘burro’ cuando la cantidad de errores ortográficos hacen pensar que el burro es otro. Puede ser que todo se lo debamos al MSN y su forcejeo para que, cada vez, omitamos más letras en pro del sonido y la velocidad; pero no hay derecho a que dejemos que el descuido y el desamor por la palabra (porque no se trata de otra cosa) sean los responsables de este mal que nos aqueja.

Bogotá, 2009

miércoles, 7 de octubre de 2009

Problema de gusto [a propósito de una pregunta]

Para Alejandro

La pregunta por el gusto derrama sobre la mesa un problema más necesario: el de la escritura como única realidad posible. Importante no es el gusto de la acción por sí misma. El placer radica en el ejercicio de regar palabras que tracen alguna figura legible; el goce, que exista otro que la repise.

Bogotá, 2009

Autofagia

Me como, de a mordiscos, mis orejas

Raíz de todos los males

Chasqueo cartílagos y pedacitos de piel incrustada entre las muelas.

Todo se pasa con la misma saliva.

Bogotá, 2009

martes, 6 de octubre de 2009

Galería

Las correctoras de estilo

Haiku

Frida, la ayudante de la artista

Solvencias de la mente


A

Me sigo como sigo tu rastro

Con el delirio de la enfermedad que me habita y que tú incubaste.

El tiempo te hizo retroceder

Por eso soy una hija del tiempo

Y me siento

Y espero a que la cuerda reviente.


B

Solo admito la realidad que me ofrece el arte

Harta de invenciones que salen del aliento caliente

Busco los accidentes del imprevisto.

He conocido magos, monstruos que disfrazan sus cabezas

Pero siempre queda alguna greña por fuera de lo liso.


Bogotá, 2009

domingo, 4 de octubre de 2009

Estampas urbanas



Quiso taparle los ojos pero se pegó a ella hasta vaciar el aire.

Al otro día

se lo dijo mientras llenaba los espacios de una revista

le dijo su historia interrumpido por las estaciones

hasta la ciudad vieja.

Eso pensó ella

Por eso lo escuchó y esperó a que cada esquina lo soltara y lo devolviera.

Bogotá, 2009

viernes, 2 de octubre de 2009

Sobre la importancia del textigo


Yo no sé; pero muchas veces, en la reconstrucción de los hechos, hay quien demande testigo. Bien cabría la denominación de un textigo en lugar del testigo por todos conocidos. Un textigo se adapta mejor a las exigencias del testimonio y de la constancia. Un textigo se pliega más a lo guardado y lo saca en el momento justo de la defensa.

Bogotá, 2009