Como integrante de un grupo, asistí anoche a una fiesta con orquesta, bebida y comida. Fue la hora y media más sufrida de mis últimos tiempos y tuve que soportar el chillido de micrófonos y gritos en mis oídos, la embriaguez rápida de un vaso de jugo de naranja con vodka, la recurrencia a un par de vasos de agua helada, un cigarrillo fumado en una esquina y una rifa fallida. Relación de hechos que hacen que añore más mi cama, mis gatas y mi música bajada de Internet... y a un único a mi lado.
Bogotá, 2009.
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