Y mi voz sólo traerá silencio a tu voz
Y mis manos, desencuentros
Y mi presencia, el anhelo de la soledad
O la nostalgia de lo pasado.
Y mis ojos están llenos del vacío de una mirada a la distancia.
Pero la culpa no está en mi corazón ni en mi alma.
Está en mi voluntad y en la boca que no permite que la voluntad salga
Y recorra mi presencia
Mis manos
Y mi voz.
Bogotá, 2011
La emergencia del neofascismo o el regreso de los muertos vivientes
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Por: Otto Gerardo Salazar
El fascismo, que creíamos sepultado después de la segunda guerra mundial,
ha mostrado sus orejas de lobo y hoy se hace present...
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