Ya no sostiene más Pereira, porque lo que cesó poco importa. Importa más un error inexistente de una cantante colombiana que habla con acento español (yo hubiese despotricado de su pinta, no de la letra intrincada y transparente de nuestro símbolo patrio. Ya bastante hazaña es que alguien la cante sin olvidar alguna palabra).
Ya no sostiene más Pereira, pero que no lo haga poco importa porque los gringos se acostaron con prostitutas (chicas prepago, que suelen llamar ahora), en esa ciudad esquizoide que queda a orillas del mar, y no les pagaron. Error craso, demeritar el trabajo de los otros y creer que poco o nada vale. El arte también tiene su precio.
Ya no sostiene más Pereira, aunque a nadie le importa quién diablos es ese Pereira y por qué ya no sostiene, importa más el menú del ex-beatle que hace que gente, sin trabajo o con él, se estacione por horas y horas en la entrada de un hotel a recibir las migajas de un saludo tras el vidrio de un auto escoltado, o el concierto de una diva a la que sus canciones y su pinta de colegiala trasnochada le hacen ver que los años no pasan en vano y que es hora de venir a esa ciudad que siempre oyó mencionar, la que tiene un tren, la de Pablito, a tramar con su pasado el presente y los bolsillos de los que pagan la boleta de su show.
Ya no sostiene más Pereira, o tal vez sí, y es probable que ahora sostenga con más empeño la mano del escritor que repitió una y otra vez esta frase en una novela.
Bogotá, 2012
1 comentario:
Necesitaba a alguien que confirmara lo que pienso.
Gracias!
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