"No hay mal que por bien no venga" y "A caballo regalado no se le mira el colmillo", son dos de las expresiones que refuerzan nuestro imaginario particular sobre la fortuna. Heredado de los antiguos (probablemente), el hombre contemporáneo encuentra consuelo a sus cuitas atribuyendo el desencadenamiento de los hechos a su destino y a la 'pícara' fortuna.
Bogotá, 2012
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