Es poco probable que no sienta cierto recelo con las conmemoraciones o con las celebraciones. Las más de las veces, en dichas épocas se celebra, sin que nadie o pocos lo sepan, una tragedia, una irrupción, una desaparición.
Pasable es que no se sepa el trasfondo y que se adopte la fecha como felicidad, con el desparpajo de quien sigue un modelo o una moda o, para ser contemporánea en el argot, una tendencia.
Lo de pensar es que sean los mismos damnificados, los mismos violentados, los mismos usurpados, los que pidan a grito herido que se olvide, entre platillos, bombos, y cerveza, lo acontecido.
[Inspirado en un caso de la vida real, a propósito de las desavenencias entre el centro y la periferia]
La emergencia del neofascismo o el regreso de los muertos vivientes
-
Por: Otto Gerardo Salazar
El fascismo, que creíamos sepultado después de la segunda guerra mundial,
ha mostrado sus orejas de lobo y hoy se hace present...
No hay comentarios:
Publicar un comentario