martes, 9 de noviembre de 2010

Herralde y Goncourt

Antonio Ungar

Michel Houellebecq





Sobre los premios literarios mucho se dice y poco se escribe. Los escritores que ganan premios literarios ingresan a una categoría deseada y temida al mismo tiempo. Quien gana lleva el peso de los que no ganaron y la tradición del premio ganado. En el caso del Premio Herralde y del Goncourt, la tradición cuenta a su favor; el español, por la imagen que, con pulso y olfato, ha forjado su editor, Jorge Herralde, y que ha iluminado a autores como Justo Navarro, Sergio Pitol, Martín Kohan, Javier Marías, Alan Pauls, y que, justo ahora, a finales de 2010, ha otorgado su premio a Antonio Ungar, autor colombiano que ha vivido la experiencia de la escritura de una forma, creo yo, sincera; el francés, el de la Academia Goncourt, uno de los más importantes galardones de la letras francesas, el mismo que fue otorgado, primero en 1956 a Romain Gary, con su novela Las raíces del cielo y, luego en un ataque de revancha contra aquellos que lo decían agotado, bajo el seudónimo de Émile Ajar, el mismo Gary ganó en 1975 con su novela La vida ante sí, o que en 1984 se le concedió a Marguerite Duras, y su novela El amante, llega en este año a Michel Houellebecq, y su novela El mapa y el territorio.




Bogotá, 2010

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