Por alguna razón no pude dar vuelta a la foto. Definitivamente, el mundo está al revés
Ayer, jueves 22 de septiembre de 2011, desde mediodía hasta casi las seis de la tarde, vivimos la experiencia de los disturbios en la Universidad Distrital, en la Circunvalar, vía de la ciudad de Bogotá. La cosa, hasta aquí, quedaría como una anécdota que se comparte y no pasa a más, como suele suceder casi siempre, con las cosas que pasan, si no fuera porque esta mañana me despertó una fuerte explosión. El resumen de los hechos: uno de nuestros vecinos, dueño de tres perros que siempre saca de paseo, bajaba por la calle sólo con uno de ellos. Los otros dos: víctimas de los restos del día anterior, heridos, hasta ese momento. Vi cuando se los llevaron, cargados, en un carro de otra vecina. Hasta ahí nada más. Ahora, después de que Andrés ha hablado con uno de los muchachos, me he enterado de que uno de los Golden Retriever, raza sólo bondad y amistad, ha muerto como consecuencia de la explosión. La otra, sin una de sus patas, tiene la oportunidad de seguir en esta ciudad y en este país miserable, en el que la justicia y la verdad, si es que algo así existe, está del lado de los que tienen un arma y el respaldo de la legitimación por parte de los que dejamos que se subieran sobre nuestros hombros.
Bogotá, 2011
Bogotá, 2011
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