La vida de Macarena sólo ella la conoce. Como debe ser. Nadie más sino ella. Cruzó la calle y consiguió un hogar, otro hogar. Probable que haya tenido alguno, si es que a hogar se le puede llamar un rincón o una pequeña cueva en algún garaje.
Bogotá, 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario