Sucede, a veces, con la crítica literaria y sus terrenos aledaños, que siente un regocijo en descubrir lo descubierto, en parafrasear lo dicho, en usar el peso de la tradición más para su comodidad de vejestorio y cajón de las reliquias, que para establecer distancias y buscar sus propia voz. La crítica y los estudios literarios se han vuelto, en la mayoría de los casos, no digo que en todos, una telenovela que podemos dejar de ver, por una semana, por un mes, con la seguridad de que, cuando volvamos a ella, no nos habremos perdido de nada nuevo...
Bogotá, 2014
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