Justo ayer, mediando un licor de cerezas amargas, las historias volaron al viento: un señor subido de una altura de la cual ya no pudo bajar; hombres y niños trepados en bicicletas no superan el paso de un puente de concreto; pedidos de carbón por comunicadores; una huerta donde sólo debería existir árboles y pasto… Y, todo, porque ya llegó agosto.
La emergencia del neofascismo o el regreso de los muertos vivientes
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Por: Otto Gerardo Salazar
El fascismo, que creíamos sepultado después de la segunda guerra mundial,
ha mostrado sus orejas de lobo y hoy se hace present...
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