Los concursos literarios, en todas sus modalidades (léase cuento, novela, ensayo, poesía, relato), son variaciones de un mismo movimiento: pre-texto de un sostenido. La secuencia inicia desde el título para una parcela delimitada, adornada para que sea llamativa. Después viene la danza del divertimento, en donde [con la seguridad] de la palabra ya empeñada, se lanzan sonidos al aire para que afuera se enteren de que algo se hace al interior de una escena que ya tiene el reparto asegurado. Después viene el tiempo prudencial (parte del decorado) concluyendo en un Molto vivace que desenmascara lo que ya se conocía desde el inicio de la obra: un nombre que sea un peso, una garantía de seguir en el mismo y eterno sonsonete de toda la vida.
La emergencia del neofascismo o el regreso de los muertos vivientes
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Por: Otto Gerardo Salazar
El fascismo, que creíamos sepultado después de la segunda guerra mundial,
ha mostrado sus orejas de lobo y hoy se hace present...
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