jueves, 29 de abril de 2010
Against all odds {The Postal Service version}
When I stand here taking every breath with you, ooh
You're the only one who really knew me at all
How can you just walk away from me,
when all I can do is watch you leave
Cos we've shared the laughter and the pain and even shared the tears
You're the only one who really knew me at all
So take a look at me now, cos there's just an empty space
And there's nothing left here to remind me,
just the memory of your face
Just take a look at me now, well there's just an empty space
And you coming back to me is against the odds and that's what I've got to face.
I wish I could just make you turn around,
turn around and see me cry
There's so much I need to say to you,
so many reasons why
You're the only one who really knew me at all
So take a look at me now, well there's just an empty space
And there's nothing left here to remind me, just the memory of your face
Just take a look at me now, cos there's just an empty space
But to wait for you, is all I can do and that's what I've got to face
Just take a look at me now, cos I'll still be standing here
And you coming back to me is against all odds
It's a chance I've got to take.
Just take a look at me now.
The Postal Service [Such Great Heights, (a. A)]
En medio de la inconsistencia
Entre el vacío de lo lleno
Tengo que extraer palabras de un globo desinflado,
De una ballena con su existencia anclada entre la arena gris.
Recomendado [pero con la particularidad de la situación, The Postal Service]
Bogotá, 2010.
lunes, 19 de abril de 2010
Parresiadas
Para el tiempo en que escribo imposturas, viene bien, de vez en cuando, desprender un poco de piel solo para saber que el dolor de la acción me habla de que aún queda un poco de vida.
Bogotá, 2010
domingo, 18 de abril de 2010
sábado, 17 de abril de 2010
Sustancialidades
El problema del vidrio no es su transparencia. El problema del vidrio tiene que ver con la fuerza en que sus partículas están unidas unas a otras. Cuando se prescinde del vacío, cuando se llena cada grieta por donde la luz puede colarse, aparece la fragilidad.
[Mientras se escucha Glass, de Bat for Lashes].
Bogotá, 2010.
Invenciones de archivo
Con palabras secas alimento la hierba que crece entre mis piernas. Antígona humedece la sangre que pinta las piedras blancas de su tumba, es el sueño de Ismene, su hermana.
Bogotá, 2010.
jueves, 15 de abril de 2010
De jardines
jueves, 8 de abril de 2010
Sobre lo algodonoso del algodón de azúcar
Nada más delicioso para la vista que el algodón que venden en las ferias y parques.
Un día cualquiera, vi un bus lleno de ellos como globos en un cielo prefabricado, todos apilados, con sus colores escandalosos y provocadores.
Nada más excitante que el paladeo de su pulpa entre lengua y paladar.
Bogotá, 2010.
miércoles, 7 de abril de 2010
Lo monosilábico
domingo, 4 de abril de 2010
Caminata
En medio de un pequeño lago dos rocas cuidan el agua.
Los perros corren de un lado para otro buscando lo perdido.
A poco tiempo, la montaña:
Bonsáis de todos los tiempos y las estaciones.
viernes, 2 de abril de 2010
Un paseo por Murakami
Muchas veces incurro en errores que me llevan a confundir nombres con acciones hasta el punto de defender plenamente la equivocación. Estos lapsus no pasan del momento de su pronunciamiento y luego se convierten para mí en objetos de galería que poco o nada recuerdo; pero, ahora, que leo Sputnik, mi amor, de Haruki Murakami, vuelven a aparecer las defensas fallidas gracias a la confusión de Myû, mujer sofisticada que inserta a Jack Kerouak en el Sputnik en lugar de los Beatnik. La equivocación puede explicarse como una cuestión de sonoridad (grandes son los retruécanos de nuestra mente) y como una coincidencia numérica de siete letras (apelación a los juegos de palabras) que es la responsable de todo el meollo de la novela: la atracción de Sumire, jovencita de 22 años, por Myû, mujer diecisiete años mayor que ella.
En la orilla, por desventura, queda aquello que me seduce de la literatura oriental -por culpa de la redondez de la historia, por la estúpida necesidad de los escritores actuales de dejar la estela de la anécdota como garantía de lo escrito con la intención del ser literario-: lo sugerido, lo evocado, el sabor que poco a poco se despliega después de pasar el bocado completo, y, en esto, no me equivoco.
Bogotá, 2010.