Nada más delicioso para la vista que el algodón que venden en las ferias y parques.
Un día cualquiera, vi un bus lleno de ellos como globos en un cielo prefabricado, todos apilados, con sus colores escandalosos y provocadores.
Nada más excitante que el paladeo de su pulpa entre lengua y paladar.
Bogotá, 2010.
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