Ciudad y viaje: dos lugares que se visitan con frecuencia generosa en la literatura. La experiencia urbana y la metáfora de la transformación del sujeto son dos regalos que ha dejado el tema en escritores y lectores. Abro mis manos para recibir El viajero en el umbral, novela ganadora del Premio Nacional de Novela Ciudad de Bogotá, 2006. El autor es Gabriel Jaime Alzate Ochoa, un antioqueño nacido a comienzos de la década del cincuenta que dedica sus días, además de la escritura, a la docencia y la investigación sobre “Estéticas urbanas y socialidades”.
El viajero en el umbral es una novela que me reconcilia con la novela, con el autor y, lo mejor de todo, con los premios literarios. Tras tantos escándalos y noticias, de corrillo o no, que se tejen alrededor de los premios, me encuentro feliz con el acierto del jurado: Luz Mary Giraldo, Luis Fernando Charry y Juan Diego Mejía. Una novela que demuestra que la literatura no se hace con el tema sino con su abordaje; una novela que es consiente de que la literatura es, primero que todo, escritura y lectura. Una novela que deja, mientras se lee, esa inquietud que solo produce la buena literatura: asombro, iluminación y que paga, como tributo, la deuda que lectores contraemos con nuestros lecturas.
A continuación transcribo fragmentos en un ejercicio más de escritura que de recopilación de citas:
Felisa pide que prestemos atención a la gente que se desplaza por las aceras, arrimada a las paredes. Los llaman suplicantes. Acechan en cada esquina, en los semáforos, en las escalas de los puentes peatonales. Se multiplican si tregua. Vienen de todas partes y van a todas partes. El mundo ha comenzado a llenarse de ellos. Los hay de todas clases, razas y lenguas. Cada uno tiene su hambre, sus desgracias con nombre, apellido, ciudad y vecindario. (Alzate Ochoa, 102)
Si me pregunto ahora, justo cuando parece no haber salida alguna, cuáles fueron las razones para haber emprendido este viaje, no las tengo muy claras. Puedo decir que se trata de la fuerza de un sentimiento que desconozco. Quizá sea una parte oculta de mí que trata de manifestarse: el traidor, el héroe, el aventurero, el tahúr, el perfecto asesino, el ladrón elegante, el monje. Uno da un paso, pronuncia una palabra y en instantes se encuentra al otro lado del mundo. (Alzate Ochoa, 105)
Muy recomendado: Alzate Ochoa, Gabriel Jaime. El viajero en el umbral. Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá; Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, 2007, 183 p. [Premio nacional de Novela Ciudad de Bogotá, 2006].
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