martes, 19 de enero de 2010

Civilización vs. Barbarie

La conocida reyerta entre lo civilizado y lo bárbaro parece no tener fin. Lo iniciado por aquel argentino de apellido Sarmiento como un proyecto literario, que fundió la novela con el ensayo, es una vista que solo se tiene desde este lado del charco. La civilización la entendemos en términos de hechos tangibles como carreteras, ordenamiento territorial, aprovechamiento planeado de los recursos, manejo de los desperdicios, y en cuestiones intangibles como aquello que se engloba en el término retocado de “calidad de vida”. Para aquellos que no trazan la diferencia entre civilización y barbarie porque nunca han tenido elementos externos que les permitan establecer comparaciones, el atisbo de lo diferente aparece bajo la envergadura de lo exótico. No por nada Baldomero Sanín Cano, más de allá que de acá, habló en el quiebre de siglos del tema.

De tanto en tanto, la experiencia, abrevadero en el que pacen los poetas, se convierte en la mejor manera de conocimiento. La conciencia de lo que se vive en cuerpo presente, no supera el relato de los hechos de boca ajena, y, en esto, solo la literatura puede transgredir la noción primera de experiencia como una actividad que concierne a un sujeto. Con plena razón de que paso las yemas de mis dedos por el filo de la daga, intento reproducir en estas líneas y bajo la forma que me dan las letras, la experiencia íntima.

Bogotá, 2010.

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