martes, 2 de marzo de 2010

Males de los últimos tiempos



A Diógenes de Sinope

Me asombra cada vez más la capacidad que tenemos para el olvido y la ceguera. Hoy, segundo día del paro de transporte que nos sume más en el caos de esta ya caótica ciudad, nos sentamos a oír las noticias o agregamos una capa más a la desidia que nos cobija, a sabiendas de que todo esto no es sino un adorno más de la más aberrante perversión del género humano: la política. Algunos (incrédulos o crédulos, depende del ángulo) todavía concentran sus esperanzas en partidos y en la protoimagen de pseudo-intellectualoides que algunos se arrogan, creyendo que todo lo que provenga del cerebro humano es garantía de salvación.

Bogotá, 2010

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