Porque cada vez me oblitera más el reclamo desmesurado, descontextualizado, disfuncional y demediado, de algunos [cada vez más muchos],
trazo sobre el papel una frontera más de este mapa humano.
La ceguera, como a Borges, me aterra,
pero más aún la ceguera de la propia ceguera -la misma, ironía, que reclaman de los otros-.
Y yo pregunto: ¿Para qué sirve ese otro? Si al final se es isla, coraza y mérito propio.
[A modo de comunicado]
Bogotá, 2010.
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