Hoy tengo la historia: una rubia que entra a una casa, con un hombre, mientras un taxi la espera.
Después de dos horas y media, la rubia sale, corriendo, desnuda, con la ropa en la mano y se sube al taxi.
El taxista le pregunta que si puede hacerle una preguna.
La rubia, que es preciosa, le contesta afirmativamente.
Y justo es ahí, donde empieza la historia.
Bogotá, 2011
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