Dentro de las pocas cualidades que poseo, dijo el hombre mientras sostenía la copa entre sus manos, está el desvanecimiento.
La mujer no dejó de llevar trozos de comida hasta su boca y, después de un sorbo, soltó lo siguiente:
-La única que tengo yo es la del olvido.
Bogotá, 2011
La emergencia del neofascismo o el regreso de los muertos vivientes
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Por: Otto Gerardo Salazar
El fascismo, que creíamos sepultado después de la segunda guerra mundial,
ha mostrado sus orejas de lobo y hoy se hace present...
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