Eterna discusión de quién fue primero: el huevo o la gallina. El autor se sienta entre el público y deja que hablen de su obra. El espectáculo es hilarante y un tanto patético. En la mesa, una voz sale de una grabadora-mezcladora (el crítico, por supuesto) que se encarga de pegarle, a como dé lugar, algunas teorías literarias a la obra para así justificar su lugar en el mundo (el del crítico, por supuesto).
Bogotá, 2011
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