Se imaginó en él mientras el carrusel deba vueltas delante suyo.
Se imaginó que lo demás subía y bajaba una y otra vez.
Se imaginó que todo lo demás se movía a una velocidad constante.
Se imaginó que, por cuestiones desconocidas, el paisaje se repetía una y otra vez.
Bogotá, 2011
Donde el fuego nunca se apaga.
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Donde el fuego nunca se apaga. Ya tengo una entrada trascribiendo el
cuento en este blog. Estoy obsesionado con la sentencia terrible de ese
relato y he p...
1 comentario:
En buena hora, la imaginación es más romántica que el conocimiento.
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