Cuando me siento en el estudio, siempre miro por la ventana. En el apartamento del frente vive un muchacho, alto y flaco, que se sienta todos los días frente a un computador. Me pregunto a qué se dedica, y le pregunto a Andrés. Tampoco sabe. Tal vez a lo mismo que yo hago, me responde. Es probable que él tenga la misma pregunta, al otro lado de la ventana.
Bogotá, 2011
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