Me gusta mirar los puntos rojos sobre el mapa
y saber que hay gente que me visita,
desde Islandia,
desde Turquía.
Me gusta mirar el mapa
y contar cuántas veces ha girado la rueda de las cifras
para saber cómo aumenta la cifra.
Me gusta mirar el mapa,
con sus puntos rojos
porque puedo sentir que existo
para otros.
Bogotá, 2011
Donde el fuego nunca se apaga.
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Donde el fuego nunca se apaga. Ya tengo una entrada trascribiendo el
cuento en este blog. Estoy obsesionado con la sentencia terrible de ese
relato y he p...
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