domingo, 27 de marzo de 2011

La ciudad de los laberintos

Calles que suben y bajan dejando que los ojos sientan el vértigo.
Sin minotauro, pero con seres de dos orejas y una sola boca que hablan con un acento almibarado, se recorren los pasadizos de los que quedan imágenes tan solo guardadas en la memoria. Vacas y mujeres y hombres contorsionistas dividen las calles que van de las que vienen mientras se reduce el paso con un vaso de Ginebra o una taza de alguna bebida caliente.


Manizales, 2011

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