Ayer, mientras era espectadora de una obra de teatro, pensaba que lo realmente importante para mí, y que creo constituye la sustancia de este género, es la mise en scène, la puesta en forma del texto que, más allá de los parlamentos, despliega las posibilidades visuales y estéticas del arte dramático. El escenario; el despliegue y recorrido de los actores por el espacio físico; el manejo del tiempo de la acción y del diálogo; la música; las luces; los olores, contribuyen a fijar la experiencia de quien ve un paso más allá de la contemplación. De lo contrario, prefiero leer la obra y recrear, con mi deseo, la intención del texto.
Bogotá, 2010
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