La razón verdadera de la escritura es lo que está ausente o bien lo que nunca se ha tenido. Se escribe para completar o para quitarse un pedazo, y cualquiera de estas acciones implica dolor. Sin caer en fatalismos ni en la dinámica seca del masoquismo y el sadismo, lo que sostiene dicho desgarre es la posibilidad del goce ante la desmesura, ante el vértigo de la experiencia.
Bogotá, 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario