Todo artista, bien sea escritor, pintor, músico, bailarín, diseñador, se distingue por su capacidad para autofragmentarse. Dicho artista provoca en sí mismo un efecto de dispersión de sus partes porque requiere de la herida, del intersticio, para mover sus trozos. Todo aquel que piensa en el artista como sinónimo de solidificación, de unidad, está condenado al error. Nadie más consciente, que el artista, de que la herida debe mantenerse fresca, que debe ser hurgada cuando la sangre se seca.
Bogotá, 2010
1 comentario:
Excelente!
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