lunes, 31 de mayo de 2010

Enfermedad

Le mot n'est existe pas

¿Qué tal si preparas uno de esos licores que has estado ensayando?


Todo ocurre en la entrada de una casa en un lugar cálido, de estación. Hombre y mujer, sentados, contemplan la escena de la caída de la tarde en los árboles del barrio.

El engaño solo puede ser leído mediante el juego de sacar las cartas poco a poco, dilatando el momento final porque lo que menos se quiere es pensar en el fin como un algo probable.

Entre un punto y otro, lo más llevadero es la línea recta.

Bogotá, 2010.

domingo, 30 de mayo de 2010

Gatuneamientos y vida felina

El gran arte


En las reconstrucciones que se hacen de la escena del crimen (todo acto de escritura es, sin duda alguna, una forma de ejercerlo), los indicios son parte importante del acontecimiento. El creador, matarife o asesino, las circunstancias poco importan, debe alimentar, además de la pasión y el deseo por el delito y la trasgresión, un gusto enfermizo por la mentira y la máscara.

Bogotá, 2010

viernes, 28 de mayo de 2010

Delicias del azar

Leo, mientras le robo trayecto a las rutas de taxi que me llevan de aquí para allá y de allá para aquí, No es país para viejos, de Cormac McCarthy, novela que fue traducida al lenguaje cinematográfico de la mano de los hermanitos Coen.
Hago un recorrido gastronómico por los restaurantes y bares de La Macarena, de la mano de Castor.
Leo y fumo, duermo y pienso, mientras Castor diseña, y escribo esto, recuperación de la respuesta a una pregunta concreta:
En un supermercado.
Los dos íbamos por el mismo frasco.
De champiñones.
Encurtidos.
En mi casa.
Con tostadas de pan francés.
Bogotá, 2010.

lunes, 24 de mayo de 2010

Repensamientos


En beneficio de lo impreciso de la vida, añado pedazos de tela a la historia:
En el viaje de ida y vuelta, el beatnik se ha quedado en la barra de alguna taberna de paso.
La bala ha caído en el vaso de whisky porque así le ha parecido oportuno, en lugar de cortar la buena historia del hombre de barba blanca.
Los bolsillos del delantal de la mujer están rotos y las piedras se han alojado, con su intento, en el fondo musgoso del río.
La tela, que se enreda en el cuello, ha cedido ante el peso de los cuerpos.

Bogotá, 2010.

miércoles, 19 de mayo de 2010

A modo de manifestación

Si hay que crear un lector entonces quiero uno desprevenido, de esos que pisan la porquería de la calle por estar viendo un pedazo de papel pegado en el muro.
Para ese lector escribo.
Bogotá, 2010

lunes, 17 de mayo de 2010

Al filo del día siguiente


Justo ahora que roñe mi carne para llegar hasta el hueso, reinvento mi vida por completo.

Muchas veces he tocado el fondo liso del abismo y aún así salgo a flote para herir con mi uña la piedra blanca de mi cuarto.

¿Hasta cuándo?

Respuesta inútil si solo se sabe que cada semana tiene un lunes y cada mes un día uno.

Bogotá, 2010.

Continuidades

Del espejo odio su impertinencia en el descuido de mis ojos;

el atrevimiento de su rostro que repite mis gestos más inoportunos y que me muestra lo que no quiero ver.

Del espejo amo la manera en que engulle las esquinas y las puertas;

la insolencia de su gusto por lo repetido

y la extrañeza de lo mismo.

Bogotá, 2010.

sábado, 15 de mayo de 2010

jueves, 13 de mayo de 2010

“Vamos a patear asfalto”

A tu nombre, ya lo sabes

Los hombres de la calle no han perdido, como yo, la sonrisa que provoca el desprecio.
A sus trapos no les es permitido limpiar las legañas de las luces.
Su piel, ya rota, no se recomienda para la salud y lozanía de la pintura secada por complicados procedimientos.
Hasta sus manos, solo llegan botones perdidos en la sequía del colchón para un encuentro fortuito y rápido.
Sus huesos y dientes repiten esquinas y rincones de caños, con el único fin de soplar en mis labios su sonrisa.

Bogotá, 2010.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Resistencia

De las historias que recopilo en mis trayectos nocturnos puedo responder a preguntas por la vida de algunas mujeres que me contó un chófer salido de la bodega de un puerto cualquiera.
De los trayectos puedo mencionar que la misma ruta: una amplia avenida, 18 cruces, dos giros repetidos a la izquierda, y la búsqueda presurosa de las llaves en el bolso, es todo lo que queda.

B

martes, 11 de mayo de 2010

Miniaturías

A ti, intruso

Alimento estas letras con las líneas de mi cuaderno.

Inflo palabras con el humo de tu cigarrillo.

Palabras que luego, no sé cómo, vuelan y se incrustan en tus ojos.

Bogotá, 2010.

jueves, 6 de mayo de 2010

Confidencias


Silencio.

Sibilante lo que se dice en el silencio.

Bogotá, 2010.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Estampillas



Side A


En un café de buena muerte

de chicos disfrazados de marineros y de vagos

Un hombre ataruga de carne y papas a una mujer.


Side B

Razones que tienen los hombres para llenar los vacíos, los silencios, la nada [ ]

Prefiero el vacío, el silencio, la nada, el vértice y el reclamo de una presencia.

Bogotá, 2009

martes, 4 de mayo de 2010

Tejedurías

De la tela que rasgo, saco algunos trozos de hilo para colgar las historias que, en noches intermitentes, me cuentas.

Con la pasión que siento por las colecciones, acumulo palabras y gestos en cajas forradas.

Busco lo amargo en mi boca y en las flores

Insecto que recupera en el sabor

Palabras que se dicen

Palabras que se hacen.

Bogotá, 2010

domingo, 2 de mayo de 2010

Recorridos por La Calera en domingo

1

2

3



4


1

Del paso solo queda la huella

De la huella, la memoria

De la memoria, el olvido.

2

Solo entre todo

Cada uno, bastión de lo suyo

Hojas

Flores

Raíces

Luego, silencio.

3

Reparten sus hojas y sus flores

en un fondo arduo de cemento

En silencio, desafían nuestra destrucción.

4

Parásitos crecen en su belleza parásita

Entre un nido de muerte encuentran la vida.

Bogotá, 2010.

sábado, 1 de mayo de 2010

Nueva matinal


De a mordiscos, me muerden.

De a mordiscos arrancan cada uno de los dedos de mis pies

Y las vísceras que ya cuelgan de mi espalda

Aunque no son dedos ni son vísceras

Unos dientes, que no son los míos,

Mordisquean mi carne

Se deleitan con mis ya roídos huesos.

Bogotá, 2010.