viernes, 9 de septiembre de 2011

Sobre el horario del escritor [a propósito de una re-lectura de las mitologías barthesianas]

Nada más consecuente con su oficio que la ausencia del reloj, por eso la mirada un poco oblicua a aquellos que lo presentan como una cuestión de horarios.

El escritor no define la conjugación de su acción frente a una pantalla o a una hoja en blanco, aunque no hay que desconocer que el resultado, sin duda, tiene forma de libro.

Bogotá, 2011

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