viernes, 6 de julio de 2012

Recensio y Dispositio

Hoy, en extenso viaje al norte de la ciudad, sufrí el mareo de Ceratti y Bajo Fondo, mientras escuchaba, por una de nuestras flamantes emisoras, una querella en torno a la columna de Azcárate en una de nuestras, también, flamantes revistas nacionales. El tema versaba sobre el puntilloso tema de la gordura. En un país de delgadeces de todo tipo, la desmesura de las carnes es tenida como un asunto de preocupación, y esto, me lo demostró la más de media hora que me tuvo la periodista (bueno, no la periodista sino el taxista, hay que dar crédito a cada quien en lo suyo), hablando con la Azcárate al otro lado del teléfono, mientras ella toma sus vacaciones de verano en París. Para los que me entienden, no es una redundancia mezclar vacaciones con el verano. En fin, iba yo diciendo que en medio de la delgadez de todo tipo que nos circunda, las gordas (que aún no sé por qué razón los gordos no alzaron su voz en grito y se mesaron, también, sus flacos cabellos) se sintieron profundamente ofendidas por lo que una firma como la de Azcárate puede decir en torno al tema (ojo que ella fue gorda en un tiempo anterior, por eso es que creo en lo de la reencarnación). La cosa fue que, como buena telenovela de nuestra flamante televisión nacional, el asunto terminó con consulta a la Gorda Fabiola, no sin antes pasar por el tema de la bulimia y de la anorexia, gesto este que, por supuesto, oxigenó la perorata entre estas dos mujeres.

Esta relación del evento no trata de demostrar lo descabellado del asunto, sino que, por el contrario quiere dejar un precedente de lo magro y ascético de nuestro pensamiento, y, como dijo, el buen hombre, en país de ciegos, el tuerto es rey.


Bogotá, 2012

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad creo que lo de la Azcárate, es otro de esos temas que utilizan los medios de comunicación para desviar la atención de las cosas que realmente deberían importar en nuestro país.

Que si es gordo o flaco, chiquito o alto, que si es bueno en la cama, y todas esas pendejadas que utilizan para darle tema de conversación al colombiano promedio.
Ese colombiano que se desvive por " El desafío" o " El cartel de los sapos" y que todavía cree que la guerrilla es lo peor problema que tiene nuestro país.