miércoles, 30 de abril de 2014

A propósito de un texto de Yi Munyol

El artista es creador. Varios pueden ser los senderos para llegar a la creación y distintas los ejercicios de creación que se asuman. Pero en esa multiplicidad está contenida y resguardada su esencia única, su imposibilidad de repetirse una y otra vez, aunque cambien los tiempos, las culturas, los idiomas, las escrituras.

El artista es un plagiador. Pero no un ladronzuelo que hurta lo ajeno para beneficio de su ego. 

Cuando hay ego todo se malogra. Se piensa en el nombre y en la imagen que se tiene de sí mismo. Solo se oye el susurro de los propios pasos como si ello diera forma al suelo, a las piedras o a las hojas secas que se pisan.

Bogotá, 2014

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todo está dicho, desde antes de escribirse. En la tradición oral, incluso. Ya los primeros artistas, esos que tallaban sobre la roca, se inspiraban en figuras para crear sus trazos en la piedra. Claro, "el artista siempre ha sido un plagiador". Y también un ladronzuelo, no veo la diferencia. Y por supuesto que es en beneficio de su ego. ¿Y es que acaso algún artista talentoso no lo tiene? Ahora, que cuando existe un ego inflado y arribista todo se malogra, si. Pero, qué sería de Dalí, de Picasso, de Bukowski y de tantos otros grandes sin su ego?