lunes, 25 de abril de 2011

Delicadeza

Para despedir la semana de receso, tuve la oportunidad de presenciar algo de animé en la Cinemateca Distrital. Con el vacío generacional al respecto, experimenté algo que me hizo reflexionar acerca de todo lo que ha pasado para las personas de mi edad (estamos hablando de los modelos setenta) y de aquellos que suman algunas décadas más y que, sin duda, tienen un abanico más complejo de la cantidad de cambios tecnológicos que hemos vivido. Con la ventaja de nacer en épocas del enchufe y del telegrama, tenemos ahora la posibilidad de vivir lo que nos ofrece el inalámbrico y el chat (ahora recuerdo que estoy en deuda de subir unos videillos al respecto), y de observar, como lo hice yo en aquella sala, un concierto de un grupo japonés, en el que la cantante es un holograma de varios metros, con la que el público canta y baila.



Bogotá, 2011

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