jueves, 28 de abril de 2011

Integrada

Justo anoche pensaba, mientras me abandonaba al encantamiento de mi IPad, en los apocalípticos e integrados de don Umberto Eco. Pero no lo pensaba sólo a partir de la definición de unos y de otros, sino a partir de cómo el tiempo opera en nosotros ciertas variaciones de dirección y de comprensión de lo que nos rodea. Arraigada a una tradición de corte romántico que aún defiende el olor del papel y el relieve de la tinta, me resistía a las maravillas de lo virtual. Defensora del rostro y de la escritura, prefería ver la cara de mi interlocutor y desentrañar lo que su caligrafía me presentaba.


Dejando de lado el tono, que acabo de hacer consciente, del "Tarot de Mavé", debo decir que ahora disfruto sin ningún reparo interior el modo en que se dispersa la información a través de la red, con todos sus mecanismos y vertientes, y que esto me ha permitido, quitarme el traje trágico de una apocalítica, a la que la angustia ante lo nuevo no le permite ver que aquello que se cree desconocido, siempre ha estado ahí.



Bogotá, 2011

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